Vallecas sintió el éxtasis del ascenso. El Rayo afianzó su condición de nuevo equipo de Primera por todo lo alto, ante su afición y con una goleada (3-0) al Xerez con la que dejó clara muestra de su nivel como equipo. La grada vivió durante todo el partido una fiesta contenida que se desbordó por todo el barrio madrileño en cuanto sonó el pitido final. [Así lo vivimos]
El ambiente de la grada y José Ramón Sandoval, el técnico, se encargaron de que la plantilla del Rayo viviera este domingo como una día irrepetible. Los jugadores saltaron al campo con sobredosis de motivación. Su entrenador les puso en el vestuario un vídeo especial en el que sus familias le daban las gracias por el sacrifico que han realizado en una temporada tan complicada. Emociones a flor de piel. Lágrimas aún en el saludo con los rivales.
El Xerez era un invitado incómodo. Sus aspiraciones de entrar en los playoff de ascenso pasaban por sacar una victoria que les permitiera mayor margen de maniobra. Fue incapaz de crear peligro en la primera mitad. Tuvo tarea suficiente con controlar al Rayo.
La fortuita lesión de Piti fue un revés inesperado tras el que se produjo un giro en la sintonía monocorde de la mañana. Los nervios jugaron en contra del Rayo. El partido se volvió tosco sin previo aviso. El árbitro, Pino Zamorano, encontró el terreno propicio para mostrar su carencias como juez deportivo.
Amaya, Rafa García, Lombán y Font vieron amarilla entre el minuto 21 y el 30. Moreno, que arrastraba tarjeta desde el principio, fue expulsado al ver la segunda en una interpretación rigurosa del reglamento por parte de un árbitro malo.
Javi López, entrenador del Xerez, hizo cambios durante el descanso para tratar de contrarrestar la inferioridad en número de su equipo. Antes de que se asentaran sus nuevos propósitos llegó el gol de Trejo. Emoción desbordada. Plegarias al cielo desde el banquillo rayista.
El Xerez tuvo arrestos para apretar. El colegiado igualó fuerzas al expulsar a Amaya (segunda amarilla) tras una entrada a ras de suelo en la que ni siquiera tocó al rival. Cuando parecía que había encontrado el camino para el empate se le escapó el partido.
Armenteros marcó en el minuto 82. La megafonía pidió calma. Los jugadores del Rayo tenían previsto celebrar el ascenso en el campo. Show con micrófono y vuelta al ruedo incluidos.
Pero no se puede tapar el sol con un dedo. Susaeta cerró el duelo con un golazo de falta que desató la euforia definitiva. Sonó el pitido final. Terminó la pesadilla. Empieza el sueño. El Rayo, en Primera.
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